domingo, 5 de agosto de 2012

Lord Byron.- EL CORSARIO.

El libro del que se han copiado estos párrafos


     CANTO PRIMERO



                   … nessun maggior dolore
                   Che ricordarsi del tempo felice
                   Nella miseria …


Lord Byron disfrazado de albanés

I.

     “Cuando navegamos sobre las llanuras azuladas, nuestras almas y nuestros pensamientos se hallan tan libres como el Océano. Tan lejos cuanto los vientos pueden llevarnos, y en todas partes donde espuman las olas, encontramos nuestro imperio y nuestra patria. Ved, pues, nuestros estados; ningún límite los circunda. Nuestro pabellón es el cetro al que todas las naciones obedecen. En nuestra vida agitada pasamos con igual alegría de la fatiga al reposo, y del reposo a la fatiga. ¿Quién será capaz de explicar la dicha de esa alternativa? ¿Serás, tú, esclavo enervado, tú que te sentirías desfallecer sobre las olas furiosas? ¿Tú, magnate orgulloso, sumergido en los deleites y en la indolencia, y para quien el suelo no ofrece dulzuras, ni el placer encantos? ¡Ah! Conviene más bien al mortal audaz que confió su fortuna a los peligros del mar; a él es solo a quien pertenece el describir los latidos del corazón y los transportes de los hombres que pasan su vida en recorrer la inmensidad de los mares. ¡Él podrá decir cuánto deseamos que llegue el día del combate!,

Un combate naval

¡con qué ardor buscamos el peligro que espanta al cobarde!, ¡y de qué modo las empresas en que queda vencido el temor despiertan la esperanza y el valor en nuestros corazones!

     “La muerte nos horroriza, particularmente si perecemos al mismo tiempo que nuestros enemigos. ¡La muerte nos parece poco más triste que el enfadoso reposo! Que venga cuando quiera, y mientras tanto nos apresuramos a gozar de la vida: si nosotros debemos perderla, ¿qué importa que sea por las enfermedades o por los combates? ¡Que aquel que encuentre encantos en la vejez se arrastre hacia su cama y consuma allí sus días en largas y penosas enfermedades, arrancando con trabajo su respiración fatigada y dejando caer su cabeza marchita! Nosotros preferimos la fresca hierba a la cama calenturienta. Mientras que el inválido deja finalmente escapar su alma en medio de angustias y suspiros, la nuestra nos deja sin esfuerzo al primer golpe. ¡Él podrá ensalzar su urna y su pequeño monumento! Los que maldicen su vida irán a adornar su sepulcro. Nuestra muerte no hace derramar muchas lágrimas, pero son sinceras: cuando el Océano nos sepulta en sus olas, un banquete manifiesta la pena de nuestros compañeros, y las copas se llenan en honor nuestro. Un corto epitafio no queda olvidado en un día de combate: cuando los que sobreviven para vencer se comparten los despojos, un triste recuerdo se ve pintado en sus fuentes afligidas, y exclaman: ¡Ah! ¡qué hermoso hubiera sido este momento para los valientes que ya no existen!
Campamento de piratas


II

     Estos eran los acentos que se oían en la isla de lo piratas, alrededor del fuego de su guardia; tales eran las penetrantes voces que resonaban a lo largo de la costa, y que parecían dulces y armoniosas a unos oídos tan salvajes como el eco de las rocas.

Ballet El Cosario con música de Adam

     Los corsarios forman grupos sobre la dorada arena; juegan, beben, se entretienen o afilan el hierro homicida; reúnen sus armas, dan a cada uno su espada y ven con indiferencia la sangre que las tiñe: en una parte se recomponen las lanchas, se renuevan los palos y los timones….

 Versión de la ópera de Verdi






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