jueves, 9 de febrero de 2012

Schopenhauer.- EL ARTE DE TENER RAZÓN

ANTOLOGIAS

Arthur Schopenhauer

DIALÉCTICA ERÍSTICA O EL ARTE DE TENER RAZÓN

Expuesta en 38 estratagemas

     

BASE DE TODA DIALÉCTICA



En primer lugar hay que considerar lo esencial de toda discusión, qué es lo que en ella sucede.

      El adversario ha propuesto una tesis (o nosotros mismos, da igual). Para refutarla existen dos modos y dos vías.



1) Los modos: a) ad rem (con referencia a la cosa], b) ad hominem [en referencia a la persona con la que se discute), o ex concessis [en referencia al marco de concesiones hechas por el adversario); esto es, mostramos que la tesis expuesta no está de acuerdo con la naturaleza del objeto, con la verdad objetiva, o con otras manifestaciones o concesiones admitidas por el oponente, es decir, con la verdad subjetiva; esta última es sólo una traslación relativa y no afecta a la verdad objetiva.



2) Las vías: a) refutación directa, b) indirecta. La directa ataca la tesis en sus fundamentos, la indirecta en sus consecuencias. La directa muestra que la tesis no es verdadera, la indirecta que no puede ser verdad.

Hegel, el rival académico de Schopenhauer 

a) En cuanto a las refutaciones directas, podemos hacer dos cosas: o mostramos que los fundamentos del enunciado son falsos (nego majorem; minorem (negamos tanto la premisa mayor como la menor]); o los admitimos pero mostramos que no se sigue de ellos la consecuencia (nego consequentiam (niego la consecuencial), y atacamos así la consecuencia, la forma de la conclusión.



b) En las refutaciones indirectas utilizamos o la apagoge, o la instancia.

A) Apagoge: aceptamos la tesis del adversario como si fuese verdadera; después mostramos lo que de ella se sigue si la utilizamos como premisa de un silogismo en unión de otra tesis cualquiera reconocida como verdadera; a continuación, deducimos de dicho silogismo una conclusión claramente falsa, pues o contradice la naturaleza del objeto, o contradice las demás afirmaciones del adversario; es decir, que tanto ad rem como ad hominen es falsa (Sócrates en Hipias mayor y alias). Por consiguiente, el enunciado del adversario sería también falso, pues de premisas verdaderas sólo pueden deducirse conclusiones verdaderas, aunque de las falsas no siempre falsas.

 Das Frauentor en Danzig, la patria chica del filósofo

B) La instancia, exemplum in contrarium [contraejemplo]: refutación de la tesis general por medio de la aportación directa de casos particulares que aunque están comprendidos bajo el enunciado de la tesis, no la confirman, por lo que deducimos que tiene que ser falsa.

La Plaza de la Justicia en Frankfurt,
donde el filósofo vivió muchos años 

Éste es el andamiaje, el esqueleto de toda discusión; aquí tenemos su osteología. A ella hay que reducir el fundamento de cualquier disputa. Pero todo esto puede suceder real o solo aparentemente, con razones buenas o malas; y como no podemos saberlo con facilidad, por eso suelen ser los debates tan largos y empeñosos. Tampoco podemos separar lo verdadero de lo falso durante su transcurso, porque, precisamente, ni siquiera los contrincantes lo saben con anterioridad. Por consiguiente, pasaré a la exposición de las estratagemas sin tener en cuenta si se tiene o no razón objetiva; pues tal cosa no puede saberse con seguridad y, además, eso es lo que debe decidirse por medio de la disputa propiamente dicha. Por cierto, en toda discusión o argumentación en general hay que estar de acuerdo sobre algo desde lo cual, a modo de principio, podamos juzgar el asunto en cuestión: Contra negantem principia non est disputandum [Con quien niega los principios no puede discutirse).


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